ME ATERRA PENSAR QUE ESTE MUNDO LLEGUE A SER REAL
Los
acontecimientos de este mundo: las propagandas, los anuncios en pantallas
gigantes, las descripciones de la realidad, los detalles nos hacen creer que
este mundo es real. Entonces, empezamos a convivir con un mundo real que se
ufana de ser conocido y descubierto, es así como la realidad nos conduce a la
realidad y al adormecimiento de nuestros sentidos, porque parece que todo está
dicho o explicado y no hace falta descubrir nuevas ventanas o nuevos caminos.
Nuestros sentidos parecen embotarse y obedecer, ciegamente, a los
acontecimientos reales.
Las investigaciones, las estadísticas,
estudios cuantitativos exponen la realidad a nuestros ojos como un evento
palpitante, tangible y palpable. Tendemos a explicar cada cosa, nos angustia
mucho el no saber algo sobre algo, fehacientemente, buscamos razones y erigimos
teorías hegemónicas e intentamos encontrar una organización que las respalde.
Empezamos a movernos con y dentro de la lógica, partimos de premisas y llegamos
a conclusiones, ya ni siquiera nos importan las preguntas, solo queremos
obtener respuestas. Todo se convierte, paradójicamente, en un proceso lineal.
La ciencia
ausculta cada objeto, cada organismo, usa microscopios para ventilar y mostrarnos
los más mínimos ápices de la realidad. Las maquinas sofisticadas nos hacen ver
las partículas más pequeñas de los objetos, entonces, por un momento, nos
parece ver todo y encima lo pequeño es dimensionado para ser visto. No nos
contenta la unidemensionalidad, entonces, caemos en el cuento de la tercera o
cuarta dimensión. La realidad es un evento simple, banal y lo peor de todo es que otros intentan mostrarnos
la realidad, entonces, nos presentan la realidad que ellos quieren que
conozcamos. Convivimos cada día con el orden natural de lo que pasa en el
mundo.
Todos estos
acontecimientos lo que hacen es esconder el juego, la incertidumbre, la
confusión, los procesos circulares. Ya no nos asombramos, ya no nos quedamos
boquiabiertos frente a aquello que se mueve en otro orden, en el orden
sobrenatural. Los acontecimientos descritos arriba lo que intentan es
desaparecer el misterio, la duda, en palabras de Jean Baudrillard, la
seducción, el hecho de ser y no ser, las apariencias. Y es que la vida no es real,
afortunadamente, la vida, el mundo todavía seduce y atrae porque en su vientre
lleva la sutileza de ser esto aquí y de no ser esto allá y viceversa.
Lo oculto,
lo que necesita ser descubierto es más llamativo que la realidad misma. Y es
que el mundo, la vida necesitan maquillarse para confundir a los que observan.
El mundo, la vida, la realidad se embellece cuando se mueven en el orden
sobrenatural, cuando trascienden, cuando se esconden frente los ojos avizores
del hombre. Entonces, la inteligencia se convierte en juego sutil y astuto,
preñado de rituales. En este sentido, el juego deja de ser pragmático,
concreto, directo y se transforma en ambiguo, ubicuo, inefable.
Por eso,
hoy puedo decir que lo más me aterra es pensar que este mundo en algún momento
llegue a ser real, pero como dice Jean Baudrillard, entonces, habremos muerto.
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