LOCURA SANA
PACIENTE El sol estaba brillando, tratando de iluminar las ventanas de mi mente. Era una tarde un poco abrigada. Mis ojos contemplaban cómo los escombros de la vida se diluían frente al sol, entonces decidí dejar la monotonía de unas cuatro paredes para exponerme a los rayos de aquella luminosa luz que me rejuvenecía relativamente. Mis sueños eran mucho más grandes, pero a la vez se encontraban mucho más lejanos. Después de una decisión deliberada y consciente, caminé un poco en busca de un lugar para sentarme a contemplar o a leer algunos libros refrescantes, pintados con la locuacidad de aquellos hombres que escriben para describir lo indescriptible. Llevaba en mis manos un libro, con tono filosófico para especular acerca de mi apocalíptica existencia, que a veces se encuentra bajo la penumbra de la racionalidad pura y estricta. Después de caminar un poco como un loco sin un pedazo de tierra, me senté frente a una capilla, me recosté en una de sus ...