EL PLACER DE NO LLEGAR
Es muy común escuchar, dentro de aquellas voces que ululan a nuestro alrededor, el logro de metas y objetivos a corto y largo plazo. Es indudable que a través de estos fines, intentamos insertarnos en una planificación consciente y tal vez sistemática de la vida. De aquí que podemos hablar de aquellas mal usadas y espantosas palabras: “proyecto de vida”, “planificación de metas y objetivos”, como si la vida fuese una empresa, como si la vida no naciese de lo impredecible, de lo incierto y de las sorpresas. Una vez que empezamos a planificar la vida es porque hemos empezado a perderla. La vida tiene su propio discurrir. Y muchas veces, cuando tratamos de encausar su rumbo, según lo que nosotros creemos, la vida se resiente, se vuelve indiferente y se entrega a aquellos amantes de la espontaneidad, de la improvisación, de las locuras sanas, de lo socialmente incorrecto. No es raro escuchar, en los diferentes medios sociales de comunicación, a muchas personas, aduciendo que ellos ...