LA PALABRA NO ES SUFICIENTE


La comunicación es un tema muy amplio que nos inserta en un mundo de ambigüedades, ya que a veces la decodificación de lo que se transmite en nuestras relaciones con nosotros mismos y con nuestro entorno es confusa. Sin embargo, es cierto también que en cada momento de nuestra vida comunicamos ideas, actitudes, sentimientos, conductas, ya sea a través de la verbalización con el lenguaje o por medio de  mecanismos que no necesariamente vienen acompañados de la palabra verbal: gestos, posturas.
 A partir de estas formas de comunicación, se puede ver que existe más de una manera  de relacionarnos, de proyectar, de organizar o configurar  nuestros mundos internos y externos. Dentro del océano (espacio amplio) comunicativo, nos encontramos frente a la comunicación verbal y no verbal que son las formas más conocidas en el ámbito comunicativo.
La vida del hombre crece vertiginosamente, entonces el ser humano tiene que valerse de un sinnúmero de artificios para adaptarse a su medio circundante de una manera apropiada. Dentro de esta acción activa de relación recíproca, de convivencia, el ser humano le ha dado una relevancia casi sin parangón a la comunicación verbal, obstaculizando nuestra visión acerca de la comunicación desde una perspectiva mucho más holística que nos permita comprender el universo del ser humano como un ente comunicativo integral.
Cada día verbalizamos pensamientos, ideas, emociones, deseos  e incluso ilusiones que nos permiten concretizar lo que llevamos dentro y, por ende, comunicarnos. No obstante, esta manera de relacionarnos a través del lenguaje verbal hace evidente solo una parte del aspecto comunicativo (la verbal). Durante mucho tiempo  la comunicación no verbal ha quedado relegada a un segundo plano. Sin embargo, con un poco de concentración y de observación nos daremos cuenta  que la mayor parte del tiempo nos comunicamos no con la palabra, sino con gestos, movimientos corporales, expresiones faciales o a través de nuestra propia postura corporal. Algunos estudios como los realizados por Ray L. Birdwhistell, Erving Goffman, muestran que este tipo de comunicación abarca más del 50% de la comunicación total.
O como dice Flora Davis: las palabras tienen una hermosura impresionante, son fascinantes y significativas, pero las hemos sobreestimado en exceso, ya que no plasman la totalidad, ni siquiera la mitad del mensaje.  Las palabras se emplean cuando al hombre le falta todo lo demás.
Entonces, la palabra se convierte en medio insuficiente para transportar nuestros mundos y estados mentales.

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