LA VIDA ES UNA CONDICIÓN

QUIERE MORIR PERO LA VIDA NO LE PERMITE
Estábamos esperando con ansias que la gente llegará para encuestarlos y entrevistarlos. El día se mostraba diáfano, mientras nuestros rostros vislumbraban algunos horizontes cálidos y promisorios. La gente llegaba  y las vías de nuestros corazones empezaban a palpitar con ahínco, el panorama de nuestra mente se abría para acoger nuevas experiencias y nuevas visiones de vida, de contacto, de armonía y de aquello que nos permite seguir viviendo, es decir, descubrir la otredad. Dentro de este universo impredecible me encontraba recostado sobre unas barras de fierro ubicadas justo al costado de unas escaleras.  Frente a mí se encontraba una señora con polleras, con sombrero, con una chompa color verde, sentada sobre una silla de plástico de color blanco. Su mirada era tierna pero ansiosa por encontrar a alguien. Yo la contemplaba con gran cariño, mientras mis entrañas se movían y se teñían de una sensibilidad inusual y caótica, especialmente, por los sentimientos que se conjugaban en aquel preciso momento.
Después de unos minutos de haber convivido con mundos internos y externos, turbulentos y agitados, apareció un hombre con casaca negra, pantalón verde, zapatos negros y con un rostro que parecía agobiado, cansado y aturdido. Me miró  y se sentó al costado de una señora. Yo le contemplaba con curiosidad, mientras él hablaba, pero yo no lograba escuchar sus palabras. De pronto, hubo un momento de mutismo casi sepulcral, entonces logré escuchar unas de sus frases que me dejó perplejo, angustiado e invisionado. Esta frase que aún sigue resonando en lo ignoto de mi mente y corazón me transporta a otros mundos desconocidos y tal vez añorados por muchos. Con una voz  pausada pero firme, éste hombre le dijo a la señora que ese encontraba a su costado: yo sé que estoy muy enfermo, quiero morir pero no puedo. ¡Qué frase! Una panacea para mis tragedias personales. La angustia de un hombre que vive tan cerca de la vida y tan cerca de la muerte. ¿Qué hace que este hombre quiera morir y no pueda? Tal vez, cuando uno quiere morir no muere, porque el deseo de morir se convierte en vida. El sufrimiento, el dolor humano amenazan nuestra humanidad, pero estos pueden ser redimidos a través del encuentro con el otro, el cual nos permite seguir soñando y sonriéndole a la muerte.
¡Quiero morir y no puedo! Es una frase que me invita a pensar no en la muerte, sino en la vida, en el sufrimiento y en aquellas condiciones que deterioran la dignidad humana eventualmente. Querer morir y no poder es el grito beligerante de la vida que resuena en nuestros oídos y nos dice: el mundo es solo una condición. Es aquí donde la existencia se enfrenta a la miseria, a lo inimaginable, a la enfermedad y al caos mental. Sin embargo, ¡quiero morir y no puedo! Nos inserta en un universo individual que trasciende y supera la angustia de vivir en un vacío existencial, porque, esta frase, nos muestra lo que realmente nos hace humanos: voluntad, autoconsciencia, pensamiento y autoreconocimiento. Por eso sin una sombra de duda puedo decir que somos muchos más grandes que el sufrimiento, porque éste no se percata que nos hace sufrir, mientras nosotros sabemos que sufrimos.
Tal vez mucha gente vivimos,  porque queremos morir y porque muchas veces la luz de la vida es mucho más luminosa que la luz de la muerte.  La gente que no quiere morir simplemente no vive. La angustia que se encuentra entre la muerte y la vida  nos permite seguir viviendo, porque nosotros los humanos decidimos, incluso, nuestra muerte, pero hay gente, en nuestra sociedad, que ni siquiera tiene las condiciones necesarias para  morir.
El Español Antonio Gala dice que la sociedad debería enseñarnos no solo a vivir, sino también a morir.

La vida es una condición.

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