ENCUENTROS DIALÉCTICOS

Existen diferentes formas de construir conocimiento y de elaborar ideas. Algunas de éstas pueden ser más individuales que colectivas, pero sí es cierto que en gran medida todas necesitan del Otro en algún punto del camino de búsqueda.  Es aquí donde el diálogo y la discusión de ideas hacen nacer nuevas inquietudes y mientras las respuestas afloran, nuevas preguntas nacen. Definitivamente, el diálogo necesita que el otro sea reconocido y validado como un sujeto con experiencias y maneras de organizar y construir sus mundos, diferentes, ya que la presencia del otro no es solo confrontación de ideas, sino también el reconocimiento de la otra persona  capaz de pensar como uno.
Es cierto, estas líneas parecen contener un abanico diverso de temas que necesitan miradas profundas, pero mencionarlos no tiene otro objetivo que elevar su voz para que con el  ápice de un  martilleo resuenen en los oídos de quienes las leen o las escuchan.
Así es como el diálogo no es una mera actitud de escuchar y ser escuchado, sino de pensar juntos en diferentes horizontes y una manera de construir conocimiento desde la intersubjetividad y el reconocimiento del otro como un sujeto con una historia, una cultura y maneras distintas de narrar discursos sobre el mundo. Es así como nos vamos involucrando de un proceso de concientización, ya que lo que el otro dice exige salirnos de nuestros propios parámetros para insertarnos en un mundo dialéctico donde las experiencias y las diferentes perspectivas confluyen para nutrir nuestro viaje a algún punto del destino. La presencia del otro también permite pensarnos a nosotros mismos, permite reconocernos. Es el intercambio no solo de un encuentro interpersonal sino también el encuentro de intersubjetividades.


Fénix!!!

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